Con los ojos cerrados cuenta un espinoso asunto de violencia contra las mujeres de forma entretenida y bien elaborada en la que también se dan a conocer los entresijos sociales, psicológicos, policiales y judiciales del acoso y la violencia denominada machista.
Donoso evoca con precisión la España tardofranquista, invadida por el turismo de masas y todavía aferrada a sus tradiciones. Sin embargo, recoge los estereotipos de la sociedad de entonces: el fantasma de la liberación sexual, el asombro del paleto español ante lo foráneo, el movimiento hippie y sus veleidades pseudomísticas.
El autor nos presenta, bajo el formato de un dietario, donde describe con bastante precisión y, con una carga sentimental equilibrada, los acontecimientos que tuvieron lugar en Moscú y en Odessa durante 1918 y 1919, cuando el comunismo transformaba Rusia.
Ollero se enfrenta al positivismo filosófico y a su secuela, el positivismo jurídico, con las armas de la filosofía clásica y las aportaciones del pensamiento contemporáneo.
A modo de una “historia de los ortodoxos españoles”, José María Marco analiza en este libro la vida y el pensamiento de los santones intelectuales del principio de siglo español.
Barrena sintetiza las mejores conclusiones sobre la creatividad a la que han llegado diversos autores y expone las suyas propias desde una perspectiva filosófica y en conjunción con las aportaciones del científico y filósofo estadounidense Charles S. Peirce.
Reedición de la segunda novela de la autora, que se había publicado en el año 2000 con el título Linus Daff, inventor de historias. Es una aguda reflexión sobre la mentira y una sátira certera de la importancia de la imagen, tan supervalorada en nuestro tiempo.
Florence y Edward son dos jóvenes veinteañeros ingleses que se acaban de casar y pasan su viaje de novios en un hotel de una zona que da nombre a la novela. Lo que sucederá esa noche marcará las vidas de los protagonistas.
Esta especie de dietario fragmentado, hecho de notas sueltas, demuestra que la amenidad y la calida literaria no exige necesariamente tramas ni ficciones.