Un interesante diálogo en el que Bauman y Bordoni reflexionan sobre la noción de crisis y exploran las dimensiones políticas, sociales y culturales de la que hoy se padece.
Bauman aplica su ya famosa teoría sobre la “modernidad líquida” a la vigilancia, para poner de manifiesto cómo se han multiplicado las formas de control y se han hecho cada vez más fuertes.
Un diagnóstico del mundo consumista que conduce al individualismo en el disfrute de sus productos y a una libertad entendida como un estado de transformación permanente.
Bauman reflexiona sobre la felicidad a la que se puede aspirar en una sociedad líquida, intentando solventar las contradicciones entre la fugacidad de los deseos y la felicidad duradera.
Bauman propone un análisis de la sociedad contemporánea partiendo de la idea de que las relaciones sociales basadas en el consumo se extienden inexorablemente.
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