La duda es si ahora la plaza pública digital está en manos del hombre más rico del mundo o si se está haciendo una lectura exagerada de la adquisición.
El afán de los investigadores por encontrar correlaciones provoca con frecuencia “hallazgos” ilógicos o inútiles, aunque “estadísticamente significativos”.
La proliferación de propuestas de autoayuda, con mensajes centrados en el yo, no parece hacer más felices a las personas. Pero hay otras vías posibles.