En su afán de lograr que la Iglesia respire con sus "dos pulmones", el occidental y el oriental, el latino y el bizantino, Juan Pablo II ha tropezado hasta ahora con el recelo de los ortodoxos. Este obstáculo se agudiza en su inminente viaje a Ucrania, del 23 al 27 de junio. Allí el Papa se adentra en un terreno minado por la tensa relación entre ortodoxos y greco católicos, y por las propias divisiones en el seno de la ortodoxia.