Ganadora en el festival de San Sebastián, esta discreta película de Peter Mullan es un drama inverosímil con una episódica fobia al catolicismo llamativa por su virulencia.
Un padre separado, con dos hijos pequeños, intenta recomponer su vida cuando le diagnostican una enfermedad terminal. Película a veces brillante y a veces sórdida, que toca demasiados temas y está falta de unidad.
Esta historia de un veterano detective que investiga un crimen en un pueblo podría haber sido una obra maestra, pero Tavernier no ha sido capaz de redondearla.