Tavernier es un director con una filmografía muy interesante. Me parece que si esta película la hubiera hecho con diez años menos y más energías, la adaptación de la dura novela de James Lee Burke habría sido una obra maestra. Simplemente, la historia es muy poderosa, y a Tavernier -69 años- le falta control en el montaje y en el tempo de algunas secuencias.
Estamos en New Iberia (Luisiana). Dave Robicheaux, un veterano y cachazudo detective busca al asesino de una prostituta. En la zona se rueda una película de Hollywood, con un actor muy célebre y su hermosa y sufrida novia, que aguanta su alcoholismo. El productor es el mafioso del lugar.
El mejor Tommy Lee Jones que hemos visto nunca, con una voz magnética, que perderán los que vean la película doblada, es el detective. Él, que ha crecido en el lugar y conoce a todo el mundo, siente cómo un huracán de desgracias zarandea la vida del pequeño pueblo, con terribles acontecimientos presentes y pasados. Robicheaux es un personaje conocido para los lectores de las novelas de James Lee Burke, una de ellas llevada al cine (Prisioneros del cielo, 1996). Conviene saberlo, porque la película de Tavernier da por sabidos algunos datos y comienza sin prolegómenos.
Es imposible ver esta película, a ratos magistral, sin acordarse de Cosecha roja, la obra maestra de Hammett, siempre tan influyente. Ciertamente es dura y tiene algún momento brutal, pero sin afán de regodeo.
Ya se estrenó en Francia la siguiente película del director francés: La princesa de Montpensier se titula; la esperamos con ganas.