Cuatro personas que quieren suicidarse se encuentran en un mismo lugar. Película blanda y bienintencionada, que resulta agradable merced al buen trabajo de los actores.
Dos policías investigan un crimen horrible. El guion de esta serie, pensado para que el espectador se enganche a los protagonistas, también abunda en lo sórdido.
El hotel descrito en la novela de Stefan Zweig es el escenario de un imaginativo juego, protagonizado por el dueño y un joven botones, y filmado con estética “naïf”.
Con los problemas de un adolescente al que su madre trata como si fuera una chica, el director y guionista arma una comedia inteligente, con situaciones que bordean el límite.
Un caso que podría haber firmado Agatha Christie: goteo de asesinatos dentro de un avión en vuelo; todos parecen sospechosos. Buen trabajo de Liam Neeson.