A ojos de la mayoría, las diferencias económicas superan al conflicto entre inmigrantes y nativos y a la cuestión racial entre las fuentes de tensiones sociales.
La propuesta de David Cameron de redefinir el matrimonio en el Reino Unido casa mal con su modelo de la “gran sociedad”, en la que el Estado no interfiere para alterar instituciones básicas de los ciudadanos.
El Banco Mundial ha revelado en un informe que por primera vez hay menos pobres en todas las regiones del mundo y ya se ha alcanzado el Objetivo del Milenio marcado para 2015.
Los datos sobre el tiempo que dedican mujeres y hombres a la profesión y a la familia muestran que la conciliación no es un problema solo de ellas, aunque lo acusan más.
Hay algo inquietante en el debate que plantea la Asociación Canadiense de Medicina sobre el aborto de niñas. ¿De verdad se trata solamente de una práctica localizada en las comunidades de inmigrantes asiáticos? ¿No podría ocurrir en Canadá lo que parece que está pasando ya en Suecia?
El feticidio femenino es una práctica común en países asiáticos, pero ahora se está extendiendo también a Occidente, y no solo entre comunidades de inmigrantes. La lógica pro-choice se ve obligada a decidir entre rechazar en este caso la libre elección o ser coherente hasta el final.
Pese a lo que dice el lema “Ocupa Wall Street”, la desigualdad de ingresos en Estados Unidos se debe principalmente a la élite de la élite. En su mayoría, los del 1% no son tan ricos como parece indicar su renta media.
Con su libro Coming Apart, Charles Murray se ha convertido en el punto de referencia de la polémica sobre la desigualdad en EE.UU., que según él es cultural antes que económica.