Ante las investigaciones judiciales abiertas por los fraudes en clínicas abortistas, lo que más parece preocupar al gobierno español no es averiguar si se ha incumplido la ley, sino asegurar el anonimato de las mujeres que abortaron.
El aborto selectivo de niñas es una práctica muy extendida en algunos países de Asia. Lo novedoso es que esta práctica ha empezado a difundirse también en Estados Unidos entre familias de origen asiático.
Alicia Latorre, presidenta de la Federación Española de Asociaciones Provida, forma parte de una generación intermedia entre los más veteranos y los que acaban de incorporarse. Los centros de acogida a la vida que mantiene la organización han facilitado el nacimiento de 32.000 niños.
Los jueces permiten inscribir en el Registro Civil y en el Libro de Familia, así como sepultar, a todos los nacidos muertos. Es un reconocimiento de que son humanos, pero supeditado a la voluntad de los padres.
Un grupo de cincuenta mujeres -directivas, escritoras, empresarias, científicas, periodistas y artistas de primera fila-, han denunciado lo que denominan “fraude de ley masivo ”en el que se han convertido “la inmensa mayoría de los abortos practicados hoy día en nuestro país”.
Socci ha conseguido dibujar un panorama de la situación italiana y europea acerca del aborto en la sociedad de finales del siglo XX y principios del XXI; una sociedad en la que se han ido consumando, con una legislación permisiva, un genocidio censurado.