La selección genética de embriones es una práctica cada vez más extendida, sin que haya mejorado la probabilidad de embarazo en la fecundación in vitro.
El recurso a las técnicas de reproducción asistida lleva de hecho a que no se financen investigaciones para conocer y prevenir las causas de la infertilidad.
La falta de control sobre los donantes de gametos no permite satisfacer el deseo de conocer su origen a los niños así concebidos y puede dar lugar a la aparición de grupos numerosos de medio hermanos.
La posibilidad de seleccionar un embrión para que naciera un bebé que proporcionara un trasplante a un hermano enfermo, se presentó en 2006 como un gran avance de la nueva ley de reproducción asistida. Más de cinco años después, solo ha servido en un caso.
Con las posibilidades que ofrecen la fecundación in vitro y los vientres de alquiler, el árbol genealógico es motivo de desconcierto para cada vez más niños.
Un estudio realizado en Francia entre 6.500 parejas que recurrieron a la reproducción asistida revela más fracasos que éxitos y una alta tasa de abandono.
La Ley de Reproducción Asistida en España ha provocado el constante aumento del número de embriones congelados en las clínicas, que ahora quieren desembarazarse de ellos.
Así como los que se consideran “niños robados” quieren conocer a sus padres biológicos, los concebidos por obra de donantes de gametos se preguntan de dónde vienen.
La división entre los políticos traspasa las líneas de los partidos: unos consideran que incita a la “selección”, mientras que otros lo ven como un medio para evitar la transmisión de enfermedades graves.
Los datos de la European Society of Human Reproduction and Embryology (ESHRE) muestran que la tasa de embarazos por técnicas de reproducción artificial no supera el 33%.
Paradójicamente, la fecundación in vitro -concebida por el Premio Nobel Robert Edwards para que las parejas infértiles pudieran tener hijos- puede haberse convertido en otro factor de infertilidad.
La fecundación in vitro ha dado origen a un “baby business” en las clínicas de reproducción asistida, con prácticas que no respetan lo establecido en una ley muy complaciente.