La fecundación in vitro ha dado origen a un “baby business” en las clínicas de reproducción asistida, con prácticas que no respetan lo establecido en una ley muy complaciente.
La noticia de la concesión del Premio Nobel de Medicina a Robert Edwards, gran patriarca de los “bebés probeta”, ha ido acompañada de informaciones entusiastas y simpáticas fotografías de padres con un bebé en brazos, que han podido cumplir su sueño gracias a estas técnicas. Es comprensible su alegría, entre otras cosas porque son unos afortunados dentro de un conjunto mucho más amplio de parejas que recurre a estas técnicas para experimentar un fracaso tras otro. Todavía al cabo de 32 años d ...
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.