La Iglesia ortodoxa serbia, que se había mostrado próxima al nacionalismo alentado por Milosevic, tras la guerra de Kosovo marca las distancias. Así lo cuentan Andrew Higgins y Robert Block en The Wall Street Journal Europe (24-VI-99).
Aun considerando inadmisible la "limpieza étnica" ordenada por Milosevic en Kosovo, surgen voces críticas frente a los bombardeos de la OTAN, que alcanzan cada vez más a objetivos no militares y que causan graves sufrimientos a la población civil. El modo de hacer la guerra, dicen, es también un criterio para apreciar la justicia de una causa.