Según el “Latinobarómetro” que acaba de ser publicado, la inseguridad ciudadana es el problema más acuciante en la región. Algunas voces en Centroamérica señalan ya la hipótesis de posibles Estados fallidos, desbordados por la violencia.
El informe de la comisión de estudio sobre los disturbios callejeros que se produjeron en Inglaterra el pasado agosto destaca factores como familias desestructuradas, fracaso escolar, bandas juveniles y paro.
Solo una de cada diez muertes violentas ocurren en situaciones de conflicto bélico o de actos terroristas. El resto están relacionadas con el crimen. América Central y África Austral son las regiones del mundo más violentas.
En el estallido de violencia en Inglaterra, el recorte de los recursos éticos de los jóvenes es tanto o más decisivo que la carencia de oportunidades vitales en barrios deprimidos.
El Tribunal Supremo afirma que la representación de la violencia está amparada por la libertad de expresión y para proteger a los menores es suficiente el sistema de calificación.
Cada año miles de personas atraviesan México con el objetivo de entrar ilegalmente en Estados Unidos. Sin embargo, cruzar México se ha convertido en una odisea en la que muchos encuentran un final trágico.
Para dejar atrás la herencia de las guerras internas y los conflictos entre comunidades, hay que superar la cultura del miedo al otro y crear cohesión social en el país.
Frente a la demanda ciudadana de seguridad, la prevención de la violencia entre los jóvenes exige un esfuerzo educativo para el aprendizaje de los límites. Xavier Darcos, ministro delegado francés de enseñanza escolar, explica en Le Monde (21 noviembre 2003) el planteamiento de esta prevención.