El hotel descrito en la novela de Stefan Zweig es el escenario de un imaginativo juego, protagonizado por el dueño y un joven botones, y filmado con estética “naïf”.
Detrás de la polémica que han levantado sus escenas de sexo lésbico, solo se esconde una película con falta de historia y manifiesta incapacidad para desarrollar los temas que plantea.
Ganadora del Festival de Cine Europeo de Sevilla, la película narra con honestidad y hondura las vicisitudes de un grupo de peregrinos que acuden al lugar de las apariciones de la Virgen.