Gran remate de “Infinity War”, las tres horas de duración permiten alternar historias personales y gran épica, cerrar muchos relatos y dejar la puerta abierta a otros nuevos.
No es una más de superhéroes, porque esta vez los directores arriesgan y sorprenden para explotar al máximo la acción y las historias de los personajes.
Los hermanos Coen ofrecen aquí un inteligentísimo ejercicio de metacine, una hilarante historia, una sucesión de escenas brillantemente escritas… y, sobre todo, una emotiva carta de amor al séptimo arte.
Van Sant dramatiza los hechos ya contados en un documental de 1984 en esta superproducción militante, que aboga por los derechos de los homosexuales y quiere llegar a un público amplio.
Película sórdida y violenta, ambientada en la Nueva York de los años sesenta, en torno a dos antagonistas: un policía y un gangster dedicado al narcotráfico.