Algunos medios de comunicación han presentado el suicidio del tetrapléjico Ramón Sampedro como la "muerte ejemplar" de los que reclaman el derecho a poner fin a una vida insoportable. La dignidad humana se manifestaría aquí en la autonomía para decidir por uno mismo el momento y la forma de morir. Lo único que lamentan es que el suicidio o la eutanasia tenga que ser todavía en la clandestinidad, debido a que la ley se empeña en no reconocer esta libertad suprema.
Ante el eco que ha tenido en la opinión pública la muerte de Ramón Sampedro, las asociaciones de grandes minusválidos españoles han querido manifestar que su actitud ante la vida no responde en absoluto a la del tetrapléjico gallego.