En 1894, Rudyard Kipling (Bombay, 1865-Londres, 1936) publicó una recopilación de cuentos que habían ido apareciendo en periódicos. En 1967, Disney dulcificó la historia en una gran película, cuyo principal logro fue traducir el humor vitalista de Kipling en unas coreografías prodigiosas que forman parte del gran cine musical norteamericano.

El neoyorquino Favreau, primer director de la saga Iron Man y productor de Los Vengadores, está muy marcado por los comic de la Marvel. La lectura que hace Favreau del cuento es propia de un comiquero (fíjense en el plano final y en los créditos) y está hecha para comiqueros: un relato sincopado que busca satisfacer a un público amplio, contando la historia, con espectacularidad, realismo y verosimilitud dramáticas que no obvian la violencia del relato, pero la mitigan con hábiles secuencias que asustan aunque sin aterrar, por el uso de la elipsis y el fuera de campo.

La apertura de la película es fascinante e incluye una de las mejores transiciones que ha hecho Disney. La presentación de personajes y el primer acto tienen un tempo muy conseguido. Centenares de diseñadores gráficos usan la tecnología para digitalizar paisajes y animales, logrando que su interactuación con el simpático niño protagonista sea deslumbrante. Las voces originales de actores muy conocidos contribuyen.

En el resto de la película, la larga secuencia con los monos no funciona bien, y el tercer acto es vibrante y épico, quizás demasiado. Buena película. El 3D está bien, pero también en este caso me parece un incordio. Los niños muy pequeños pueden asustarse.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.