La perspectiva de una alianza entre la preocupación católica por la justicia social y los ideales de la izquierda ha estado presente a menudo en la política europea. Todavía hoy grupos de católicos que se consideran "progresistas" y personalidades del socialismo buscan esta convergencia, bajo el estandarte común de la solidaridad social. Pero esto ya no responde al actual debate político, afirma Ernesto Galli della Loggia, que certifica el fin en Italia del "cattocomunismo" en un artículo publicado en "Corriere della Sera" (18 junio 2006).
La diversidad de culturas plantea hoy con urgencia la necesidad de un terreno moral común, y por otro lado parece hacer imposible encontrarlo. En realidad, esa misma pluralidad ofrece una clave para descubrir lo universalmente válido en la naturaleza humana.
A menudo, el menor indicio de que una postura sobre cierta ley controvertida se inspira en determinadas convicciones éticas o religiosas basta para descalificarla acusando a quienes la sostienen de pretender "imponer su moral" a los demás. Este argumento es una falacia, explica el filósofo norteamericano Edward Feser, autor de un libro sobre Robert Nozick, en "Tech Central Station" (www.techcentralstation.com, 31 mayo 2005).