EE.UU.: El público desconfía de las grandes empresas

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En EE.UU. crece la desconfianza del público hacia las grandes empresas. En la última encuesta Roper, realizada el pasado octubre, el 72% de los preguntados pensaba que la corrupción se estaba extendiendo en las empresas, frente al 66% del año pasado. Muchas empresas están intentando remontar este oleada de descrédito.

Algunos piensan que este clima se debe a una idea que ha prendido en la sociedad norteamericana: el sector empresarial sólo persigue su enriquecimiento egoísta. En este sentido, las empresas son el chivo expiatorio de todos los males sociales y son acusadas, entre otras cosas, de destruir el medio ambiente.

Lo cierto es que han influido mucho los grandes casos de corrupción, como los de Enron y Tyco. James Houghton, de la sociedad Corning, advierte que en todo esto han tenido un papel muy importante los casos de corrupción aireados por la prensa, mientras que las buenas prácticas no son noticia. Un estudio interno de la empresa Wal-Mart recogía que sólo el 8% de los consumidores no compra sus productos porque se oponen a sus prácticas.

Muchas empresas están intentando remontar esta oleada en su contra. John Castellani, presidente de Roundtable, cree que no es bueno decir que la gente está equivocada, sino reconocer el daño causado y ganar de nuevo la confianza del público. De hecho, Roundtable ha implantado programas de ética empresarial en su empresa («International Herald Tribune», 9-12-2005).

Wal-Mart ha acentuado su preocupación por el medio ambiente y despedido a directivos culpables de abusos laborales. El American Chemistry Council ha dedicado 20 millones de dólares a una campaña para dar a conocer la utilidad de los productos químicos en la vida diaria.

Otra de las posibles causas de la antipatía generalizada a los empresarios está relacionada con sus desmesuradas retribuciones. Durante el año pasado, éstas aumentaron en todos los sectores; en la banca comercial, el incremento fue del 9,6% y el 46,1% en el energético. Particularmente, como demuestra un estudio realizado por Corporate Library, en las 500 compañías más grandes de EE.UU. la retribución media de los ejecutivos creció un 30,2% en 2004, frente al 15% de 2003.

El descontento también se acentúa cuando se tiene en cuenta la disparidad salarial con el resto de los trabajadores. Aun cuando en la actualidad hay un interés por relacionar la retribución con el rendimiento de la empresa a largo plazo (ver Aceprensa 115/05), la opinión pública no ha olvidado algunos casos que lo desmienten, como el de Michael Eisner, destacado directivo de Disney, que cobró 800 millones de dólares en un mal momento para la empresa.

El clima se ha trasladado también a la política. El congresista demócrata Barney Frank ha presentado un proyecto de ley en el que se refuerza el papel de los accionistas, pues éstos habrían de aprobar las retribuciones de los altos ejecutivos, como sucede en Gran Bretaña (ver Aceprensa 163/01). Otros creen que esto es ineficaz porque a menudo los accionistas son temporales y no controlan el gobierno corporativo.

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