Con un estilo lacónico, unos personajes frustrados y grises, una mirada compasiva y unos finales cortantes, Carver es el principal representante de una manera de narrar que ha hecho furor en Estados Unidos y en Europa.
Con el nombre de Sefarad, Muñoz Molina simboliza las vidas de tantos seres anónimos que no han tenido más remedio que asimilar un exilio elegido o impuesto.