Con las posibilidades que ofrecen la fecundación in vitro y los vientres de alquiler, el árbol genealógico es motivo de desconcierto para cada vez más niños.
Una comisión creada por el gobierno británico hace recomendaciones para que los medios y la moda dirigida a los menores no fomenten un clima de sexualización.
En plena eclosión del feminismo, Joaquín Sabina cantaba “las niñas ya no quieren ser princesas”. Hoy vuelven las princesas, pero éstas han perdido la inocencia de los cuentos infantiles. Son princesas de cuentos para mayores.
Hoy se fomenta el acogimiento familiar como la solución más adecuada cuando unos padres no están en condiciones de hacerse cargo de su hijo, pero no quieren renunciar a él y se espera que pueda volver con ellos.
Si ya era difícil que una niña de 12 ó 13 años se aguantara a sí misma, añada a esto el boom de las redes sociales, la obsesión por estar sexy o por ser la primera de la clase. El psicólogo Leonard Sax ha examinado estos problemas en su libro "Girls on the Edge".
La demanda de abolición total impulsada por el Consejo de Europa no distingue entre los malos tratos y los cachetes o azotes que pueden dar los padres.
En la introducción a su libro Everyday Graces, Karen Santorum -enfermera, abogada y madre de seis hijos- explica la conexión que existe entre los buenos modales y el carácter de los niños.