En África, mejor no ser Harry Potter

Fuente: Mundo Negro
publicado
DURACIÓN LECTURA: 1min.

Algunos niños africanos son acusados de ser “brujos” y de provocar desgracias y enfermedades en su familia. Son abandonados y terminan en la calle, como explica el Hno. Josep Enric Escaño en la revista Mundo Negro (julio-agosto 2011).

Escaño cuenta el caso de un niño de la calle, Koffi, que había sido echado de su familia acusado de ser un “niño brujo” y que es acogido en el centro que dirigen los Hermanos de La Salle en el barrio de Abobo, en Abiyán (Costa de Marfil).

“¡Qué suerte la de Harry Potter! Todo le sale bien, todos le quieren, sus magias, sus encantos, sus hechizos funcionan. Para Koffi no es así”. “Koffi –explica Escaño– es bueno, estudioso, simpático, buen portero de fútbol, pero nació en el seno de una familia que empezó a prosperar económicamente, con los imponderables y recelos que ello conlleva. Además, su padre tomó una segunda esposa que envidia a Koffi; por eso buscó un pretexto para apartarlo del hogar… Y se le empezó a acusar de provocar desgracias.

“El fenómeno de los niños brujos en las ciudades de África Occidental está creciendo al mismo tiempo que la crisis económica y social. Se basa en la falsedad y el engaño. Los casos comienzan por alguien que acusa, con mentiras, a una persona indefensa, como es un niño pequeño, de ser brujo y provocar todos los males que puedan sobrevenir a su familia, incluso de los hipotéticos y futuros.

“Una vez que los jefes de familia se convencen y aceptan esta explicación, lo normal es que lleven al pequeño ‘brujo’ a un centro de exorcismos, donde habrá que pagar cantidades de dinero astronómicas mientras los “pacientes” sufren toda clase de privaciones, bajezas y malos tratos, en medio de la más compleja impunidad para los distintos responsables.

“Otros Koffi no tienen la suerte que tuvo el nuestro y no superan los terribles rituales a los que se ven sometidos, y quedan mutilados, afectados psicológicamente o apartados de la sociedad para el resto de su vida, incluso alguno llega a morir.

“Koffi, como si fuera Harry Potter, escapó y vino a nuestro centro, donde pudimos acogerle y reorientar su vida.”

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