Un viaje de ida y vuelta. El de Bilbo Bolsón, un mediano hogareño que se ve envuelto en una aventura con unos enanos. Un mago, Gandalf, les ha recomendado al hobbit como experto saqueador. La misión: recuperar su hogar perdido y el tesoro que hay dentro…

El hobbit, la obra de Tolkien, es un largo y chispeante cuento, no una solemne novela épica. Pero no toca hablar aquí de Tolkien sino de la película de Peter Jackson, primera de una trilogía. El titular podría ser: bien, pero larga, innecesariamente larga y seria. Se parece demasiado a El Señor de los Anillos, cosa que es un error, porque este es un relato épico y ya lo hemos visto en el cine.

El guion de El hobbit tiene aciertos (las adivinanzas en la niebla del capítulo 5 de la novela, tan retocado y azaroso; la entrada en escena de Gandalf y los enanos; el retrato de la vida en la Comarca y del agujero donde vive Bilbo) y errores (esas cansinas peroratas explicativas; el agotador alargamiento de secuencias de acción; la música de Shore; el empalagoso tratamiento de los elfos; los salpicones de violencia extrema poco adecuada para menores de 12 años).

Para contar en tres películas y 500 minutos una historia que da para 100 hay que demorarse, y mucho. La película de Jackson hace el viaje al revés que Tolkien, que fue de El hobbit a El Señor de los Anillos.

El hobbit de Jackson es una precuela. Y como tal, paga las consecuencias. La película es espectacular: la puesta en escena, el generoso diseño de producción, la buena fotografía a pesar del molesto 3D, hacen de ella un entretenimiento de calidad que en algunos tramos es brillante. Pero para el que ha visto El Señor de los Anillos, El hobbit es más de lo mismo. Así de simple. Y podría haber sido otra cosa.

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.