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Philippa Boyens
Culmina la trilogía una película bélica grandiosa, que habría ganado con más Bilbo (excelente Martin Freeman) y menos batallas.
La segunda parte de la trilogía tiene un guion con mejor ritmo y una espectacular factura visual.
Lo que debería ser un cuento se convierte en una precuela de "El Señor de los Anillos". Digna, espectacular, pero precuela.
Aburrida e insustancial película de Peter Jackson que adapta un best-seller de Alice Sebold.
Las fuerzas de Saruman han sido destruidas, y su fortaleza sitiada. Ha llegado el momento de que se decida el destino de la Tierra Media, y por primera vez en mucho tiempo, parece que hay una pequeña esperanza. La atención del señor oscuro Sauron se centra ahora en Gondor, el último reducto de los hombres, y del cual Aragorn tendrá que reclamar el trono para ocupar su puesto de rey. Pero las fuerzas de Sauron ya se preparan para lanzar el último y definitivo ataque contra el reino de Gondor, la batalla que decidirá el destino de todos. Mientras tanto, Frodo y Sam continuan su camino hacia Mordor, a la espera de que Sauron no repare en que dos pequeños Hobbits se acercan cada día más al final de su camino, el Monte del Destino.
La Compañía del Anillo se ha disuelto. El portador del anillo Frodo y su fiel amigo Sam se dirigen hacia Mordor para destruir el Anillo Único y acabar con el poder de Sauron. Mientras, y tras la dura batalla contra los orcos donde cayó Boromir, el hombre Aragorn, el elfo Legolas y el enano Gimli intentan rescatar a los medianos Merry y Pipin, secuestrados por los ogros de Mordor. Por su parte, Saurón y el traidor Sarumán continúan con sus planes en Mordor, en espera de la guerra contra las razas libres de la Tierra Media.

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