La creencia de que los jóvenes de hoy prefieren gastar el tiempo en sus móviles en lugar de leer, olvida el hecho de que las pantallas también pueden ser soportes para la lectura.
La precariedad que afecta a los jóvenes no es solo material. La falta de proyecto vital, o de ánimos para afrontarlo, tiene que ver también con una cultura juvenil degradante.
A pesar de la negativa huella causada por las restricciones y el aislamiento en la salud mental, las cifras de suicidios no siguen la estela de otras crisis. De momento.
Para el psiquiatra Carlos Chiclana, los peligros de la pornografía se pueden prevenir con una buena educación sexual desde la infancia, a cargo en primer lugar de los padres.