Las estrategias de desarrollo basadas en intervenciones del Estado a gran escala han demostrado tener muchas limitaciones y con frecuencia han sido fuente de despilfarro. Esta decepción ha llevado a interesarse por un sector hasta hace poco ignorado en la ayuda al desarrollo: las llamadas "micro-empresas" que proliferan en el sector informal de esas economías. Además, estas iniciativas sirven especialmente para proporcionar un ingreso a mujeres que, por su escasa formación o sus obligaciones familiares, no podrían acceder a un empleo en el sector productivo.
En los últimos tiempos, los avances tecnológicos han provocado la desaparición de millones de empleos. Algunos economistas dicen que estamos condenados al paro. Pero la tecnología también crea nuevos empleos que pueden sustituir con creces a los antiguos, como se recuerda en un artículo publicado en Actualidad Económica (Madrid, 13-III-95).
En la Cumbre de Copenhague los líderes políticos se han comprometido a aumentar la ayuda al desarrollo que conceden los países ricos. Pero la necesidad de reducir el déficit público no favorece precisamente la generosidad.
La economía es el asunto predominante en el debate político de muchos países. También es el campo en el que se realizan más previsiones, expuestas con gran seguridad. Sin embargo, en pocas actividades hay menos certezas, dice Robert Samuelson en Newsweek (13-II-95).