Trabajo

Durante mucho tiempo se ha creído que la tecnología destruye puestos de trabajo pero crea más empleos nuevos. Hay quien piensa que esto puede estar cambiando.
La recuperación económica y el encarecimiento de las tasas están llevando a muchos a preguntarse si merece la pena estudiar una carrera para encontrar empleo.
El alto porcentaje de jóvenes que ni estudian ni trabajan se debe no solo a la atonía del mercado laboral, sino también a la poca preparación de muchos de ellos.
En varios países se está planteando subir el salario mínimo para frenar la creciente desigualdad social.
En Qatar han muerto ya 1.200 trabajadores en la construcción de los estadios e instalaciones para el Mundial de Fútbol.
La cooperación entre los agentes sociales y un sistema educativo volcado en la formación profesional explican gran parte del éxito.
Las protestas de los trabajadores han conseguido que las marcas acepten incorporar a sus precios salarios más elevados.
El escándalo del paro juvenil del 56% en España debe ser analizado teniendo en cuenta el nivel de formación de los jóvenes desocupados.
El deshumanizador panorama de los campos de tomate en Florida ha cambiado gracias a la acción conjunta de los recolectores y las compañías comercializadoras.
El impuesto sobre las rentas del trabajo y las cotizaciones sociales han ido a más en los últimos tres años en la OCDE.
Las larguísimas jornadas laborales han llegado a considerarse normales en algunos sectores. Los estudios sobre el particular indican que son poco útiles y aun contraproducentes.
La élite profesional de las mujeres es cada vez más como los hombres, y cada vez menos como las otras mujeres.
La élite profesional de las mujeres es cada vez más como los hombres, y cada vez menos como las otras mujeres.
Según “The Guardian”, en Doha, sede de la Copa del Mundo 2022, están muriendo a diario trabajadores extranjeros en las construcciones de los nuevos estadios debido a las inhumanas condiciones laborales.
Por primera vez las remuneraciones de los asalariados en España han dejado de llevarse el mayor trozo en el reparto de la riqueza.
En la coyuntura laboral actual cabe replantearse si los estudios universitarios han perdido la capacidad de conducir hacia un buen empleo, y si merece la pena el esfuerzo y el coste de llevarlos a cabo.
Las medidas de copago y la merma de retribución por baja parecen tener efectos disuasorios.
75 millones de jóvenes están parados en todo el mundo; y a la vez las empresas se quejan de que no encuentran suficientes candidatos con las capacidades requeridas. Pero también hay quien ofrece pistas para crear puentes entre la formación y el trabajo.
A imitación del modelo alemán, España intenta poner en marcha la formación profesional que combina enseñanza y trabajo en la empresa. Ahora hace falta que las empresas aprueben esta asignatura.

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