Ni siquiera en Francia, el país con fecundidad más alta, la mayor aportación de las mujeres inmigrantes basta para asegurar el reemplazo de generaciones.
En España hay más muertes que nacimientos, la maternidad se retrasa y uno de cada cinco embarazos termina en aborto. Sin embargo, las parejas querrían tener más hijos.
Tras un prolongado declive demográfico, la Europa centro-oriental empieza a experimentar un remonte de la fecundidad y a atraer inmigrantes, mientras los países occidentales pierden vigor.
La reforma de las pensiones, exigida por los graves problemas demográficos, concita el mayor movimiento de oposición a que ha tenido que enfrentarse Putin.
Ante la perspectiva de una pérdida de población por la baja natalidad, el país asiático, tan étnicamente homogéneo, comienza a ver a los inmigrantes como parte de la solución.
En los años 60, las previsiones catastrofistas sobre el exceso de población crecían de un modo incontrolado. Cincuenta años después, la población mundial ha seguido creciendo y está mucho mejor que entonces.
Después de imponer durante 35 años la prohibición de tener más de un hijo, Pekín descubre que faltan jóvenes y ahora no sabe cómo fomentar los nacimientos.