La visita del Papa a la tumba de su amigo el profesor Jérôme Lejeune ha servido para comprobar una vez más dónde están hoy los gérmenes de la intolerancia. En la Francia de los derechos humanos parece que debería respetarse el derecho de una persona a rezar en la tumba de un amigo sin necesidad de pedir permiso a nadie. Y así lo han comprendido casi todos. Pero un sector minoritario de los profesionales de la tolerancia han visto ahí una "provocación", un "gesto inamistoso" o, incluso, una incitación a "acciones violentas" por parte de los que "no respetan" la ley del aborto.
En favor del aborto, y de la eutanasia, abundan los argumentos sentimentales, como el que "no parece un ser humano", "no tiene vida independiente", etc. Robert H. Bork, profesor de Derecho Constitucional en Yale, descubre, con ayuda de su mujer, el error impaciente de estos argumentos (The Human Life Review, invierno 1997).
En un artículo publicado en el diario liberal holandés NRC Handelsblad (25-IV-97), Renée Braams se refiere a la criba sistemática de fetos con síndrome de Down, detectado por amniocentesis (punción para examinar el líquido amniótico).