Hay una amplia coincidencia en señalar que la novedad más significativa del encuentro de Asís ha sido la presencia simbólica de intelectuales que no creen en Dios pero que están abiertos a su existencia.
El terrorismo que invoca razones religiosas y la pérdida de humanidad consecuencia de la negación de Dios, son dos tipologías de la violencia actual, analizadas en el discurso de Benedicto XVI en el encuentro por la paz en Asís.
Veinticinco años después del encuentro convocado por Juan Pablo II, Benedicto XVI y líderes religiosos de otras confesiones cristianas y de otras religiones peregrinarán a Asís para pedir por la paz y la justicia.
La “primavera árabe” despertó entre los árabes cristianos las mismas esperanzas de justicia y libertad que entre tantos de sus conciudadanos. Sin embargo, meses después, el aumento de las tensiones religiosas y el temor a un triunfo electoral de las corrientes islamistas ha llevado a una actitud mucho más recelosa.
Durante su viaje a Alemania, Benedicto XVI dio una doble lección para debatir sobre lo que es justo. Su discurso en el Bundestag ha acaparado la máxima atención, pero cobra aún más significado si se lee en paralelo con el dedicado a los representantes de las comunidades musulmanas.
Benedicto XVI volverá a visitar su país natal en un momento difícil. Su viaje ha suscitado contestación, pero a la vez muchos alemanes lo esperan porque para ellos es una persona auténtica y creíble.
Empleados que han trabajado durante la Jornada Mundial de la Juventud para atender los servicios públicos manifiestan su agradable sorpresa ante la colaboración de estos jóvenes.
La Jornada Mundial de la Juventud revela una generación abierta a la propuesta religiosa, alegre con su identidad católica, y deseosa de influir en la sociedad.
El discurso de Benedicto XVI ante jóvenes profesores universitarios da unas orientaciones muy pertinentes en un momento en que la identidad de la institución universitaria está amenazada por tendencias utilitaristas.
La información tendenciosa contra el cristianismo genera un clima de agresividad que puede poner en peligro el ejercicio de la libertad religiosa, advierte Mons. Charles Chaput.