Woody Allen retorna con una nueva reflexión sobre la libertad y el azar, en la línea de “Match Point”, pero más ligera, más divertida y algo más optimista.
La quincuagésima película de Woody Allen, sin ser una de sus grandes, no defrauda: se trata de una pequeña comedia romántica, con un toque de enredo y muchísima nostalgia.
Woody Allen vuelve a explorar la condición humana, ahora a través de un profesor de filosofía desencantado de la vida que de repente se entusiasma con una causa.
Película coral, con muchas tramas amorosas, pero con un tono menos cínico que otras veces, aunque tremendamente irónico, hedonista e incidentalmente soez.
El Woody Allen de siempre. Buen contador de historias, ingenioso en algunos recursos, divertido... pero también cínico y desesperanzado, a vueltas con el amor y el desamor, la felicidad y la desdicha, el sentido de la vida y la religión.
En Nueva York en la década de 1920, un joven dramaturgo llega a un acuerdo con un gángster: El gánster financiará su obra, pero a cambio debe ofrecer un papel a su novia. Ésta va a los ensayos protegida por un guardaespaldas que poco a poco se entromete en la dirección de la obra.