Director: Woody Allen.Intérpretes: John Cusack, Dianne Wiest, Chazz Palmintieri.

Un joven autor teatral consigue llevar a escena su obra con el patrocinio de un gangster, que exige la presencia en el reparto de su amante, desastrosa como actriz, siempre acompañada por un guardaespaldas. La película está constituida por cortas y humorísticas escenas, mantenidas por unos personajes a los que, por lo estereotipados, dan vida con facilidad unos muy buenos actores, para cuya brillantez se han escrito atinados diálogos. La buscada brevedad y el constante cambio no permiten el cansancio, y sí consiguen una chispeante y amoral frivolidad.

Está cuidadísima también la ambientación de años veinte, con escenarios reales o reproducciones fieles hasta el mínimo detalle, y con especial atención al color, su entonación, y la luz; con el habitual director de fotografía, Di Palma. También las canciones de época como banda sonora juegan un papel preponderante. Todo esto resulta un armónico conjunto de exquisito buen gusto.

La historia, escrita por el mismo Woody Allen, irá mostrando in crescendo la capacidad creativa del gangster guardaespaldas, con sus correcciones y aportaciones, durante los ensayos, a la tambaleante obra de teatro; mientras el joven autor mostrará mas bien su mediocridad y, con ello, la tesis conclusiva: la obligada entrada de éste en el mundo del matrimonio y de la moral llamada despectivamente tradicional; y, en cambio, el gangster creador afirmará, debido a su natural genialidad, el derecho a vivir lo inmoral o, con palabras de Nietzsche, que suena mejor, más allá del bien y del mal. Un poco de perspicacia permite advertir ahí una autojustificación traída por los pelos, y falsa.

Pedro Antonio Urbina

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