Aunque no alcanza la excelencia de los mejores títulos de Pixar, este divertido e italianísimo cóctel de “La sirenita” y “Huckleberry Finn” mantiene un altísimo nivel artístico y dramático.
La primera cinta de animación por ordenador del estudio Ghibli tiene sus ingredientes tradicionales y algo de su magia y encanto, pero le falta la chispa del maestro Miyazaki.