Por seguridad, el protagonista de esta historia opta por no revelar su identidad al director de la película, que en este caso es también entrevistador. Nacido en Afganistán, este refugiado misterioso cuenta sus dificultades para llegar hasta Suecia y comunicar a su familia que es homosexual.
Hasta a tres Oscar opta esta película nominada como mejor película de animación, internacional (antiguamente lengua extranjera) y documental. Más allá de que la historia despierte una lógica empatía, esta producción danesa no consigue destacar ni en el aspecto visual, ni en un guion en el que hay muy poco ritmo y creatividad. Los personajes carecen de brillo y crecimiento personal, y es muy difícil señalar alguna escena que resulte verdaderamente espectacular.
A pesar del desgaste de Pixar, el cine de animación en los últimos años ha seguido mostrando su inagotable capacidad de reinvención en películas como Spider-Man: un nuevo universo, Loving Vincent o Un día más con vida. Flee está en otra dimensión, mucho más cercana a la rutina.
