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Redes Sociales
Jenny Odell desafía la idea moderna de progreso y propone una estrategia de resistencia frente a la economía de la atención.
Los influencers ya no se limitan a hacer promoción de productos ajenos; algunos crean sus propias marcas.
Pinterest prohíbe cualquier publicidad que incite a perder peso debido al reciente aumento en trastornos de la conducta alimentaria, y se convierte así en la primera red social en hacerlo.
Más y más usuarios se suman a la lucha contra la perfección imposible e irreal que muestran los filtros de las redes sociales.
Con millones de suscriptores, algunas cuentas se han convertido en nuevos referentes de opinión entre los jóvenes.
Pese a los motivos alegados por Ada Colau al abandonar Twitter, las otras redes no están menos polarizadas, pero son menos propicias al contraste de ideas.
Tras la polémica por la cancelación de las cuentas a Trump, México se plantea una ley para proteger la libertad de expresión de los usuarios.
El predominio de Facebook, Twitter e Instagram se compensa ligeramente con el auge de redes “de nicho” que ofrecen algo distinto.
La reciente suspensión de las cuentas del ya expresidente ha suscitado un debate sobre si los gigantes tecnológicos deberían tener el poder de definir los límites de la libertad de expresión.
Facebook provoca una rebelión al anunciar que los usuarios de WhatsApp tendrán que permitirle explotar sus datos.
Las demandas de autoridades norteamericanas que pretenden desmembrar la red social son las más ambiciosas hasta ahora contra las posiciones dominantes en los servicios digitales.
Empiezan a surgir leyes y grupos de representación para regular el trabajo que realizan los “influencers” en las redes sociales.
El auge de las redes y servicios digitales ha hecho surgir un nuevo modelo económico, el capitalismo de la vigilancia, que tiene una gran influencia en nuestras vidas.
Estrechamente emparentada con el capitalismo de la vigilancia, ha surgido una nueva forma de gobierno “de facto”, la digitocracia.
El documental “El dilema de las redes”, en el que genios tecnológicos denuncian la manipulación que ejercen las plataformas, muestra en el fondo que no hay libertad si la verdad no importa.
La red social de microvídeos engancha a niños y jóvenes porque ofrece una comunidad de “amigos” caracterizada por la ligereza, el cambio constante y la posibilidad de volverse viral sin ser una “celebrity”.
El Consejo Constitucional francés anula la ley que obligaba a las redes a borrar los contenidos que fueran denunciados.
La nueva ley francesa contra la difusión de contenidos ilícitos por Internet obliga a las redes sociales a retirarlos en las 24 horas siguientes a recibir la denuncia.
La red social quiere mantener su neutralidad, aceptando las decisiones de un Comité de Supervisión al que los usuarios podrán apelar.

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