José Luis Orihuela: “No hay que marcharse de Twitter… pero hay que tener un plan B”

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José Luis Orihuela: “No hay que marcharse de Twitter… pero hay que tener un plan B” (Mastodon)

Hay que reconocerle a José Luis Orihuela su “visión vanguardista”. Cuando publicó, en 2006, La revolución de los blogs, llevaba ya cuatro años alimentando un exitoso blog –ecuaderno– sobre comunicación digital. En 2011 publicó Mundo Twitter, una especie de manual que nos hizo entender a muchos la importancia de una red social que ha cambiado la conversación pública. Ahora acaba de publicar Manual breve de Mastodon, una guía sobre la red que muchos contemplan como alternativa a Twitter.

José Luis Orihuela, profesor de Comunicación Multimedia y Estrategia Digital de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, recoge en su Manual desde la explicación de términos como instancias, fediverso o toots, hasta la cultura de la red y lo que no se debe hacer en Mastodon. Además, el autor ha recopilado un buen número de cuentas personales e institucionales de interés, un contenido muy valioso porque el sistema de búsquedas de Mastodon es mucho más complejo que el de otras redes.

— Antes de meternos en Mastodon: ¿tan caótica está siendo la gestión de Twitter de Elon Musk para que tengamos que emigrar?

— Quizás no hay que irse, pero desde luego hay que pensar un plan B. El caos en el que ha sumido Elon Musk a Twitter en estos meses nos obliga a buscar soluciones. Y eso que no hay que subestimar la capacidad de innovación de Musk. Lo ha demostrado en industrias absolutamente consolidadas como la del automóvil. Es una especie de figura a lo Da Vinci, y yo, de hecho, era de los que pensaban que Elon Musk tenía un plan para Twitter; pero ahora, viendo su errática gestión desde octubre, me cuesta ver el plan que tiene… y empiezo a pensar que no tiene ninguno.

José Luis Orihuela
José Luis Orihuela (CC Universidad de Navarra)

— Si no hay un plan, hay que jugar a la bola de cristal: ¿cuál puede ser el futuro de Twitter?

— Efectivamente no lo sabemos, pero pienso que, al final, solo hay dos alternativas: o convertirlo en algo que no tiene nada que ver con lo que ha sido Twitter hasta ahora, una especie de superplataforma comercial, seguramente de pago, con identificación biométrica, o que el modelo implosione, bien por razones técnicas –Twitter necesita ingenieros– o por razones económicas: la red ha perdido en estos meses la mitad de su valor.

— Musk prometió que habría más libertad en Twitter y menos polarización. ¿Lo ha conseguido?

— De momento no… al contrario. Su errática política de comercializar las verificaciones ha hecho que aumenten los trolls y los simuladores que han comprado identidades falsas y han entrado en la conversación pública provocando destrozos, como ocurrió con la farmacéutica Eli Lilly (tuiteó desde una cuenta comprada que la insulina sería gratis, y sus acciones en bolsa se desplomaron).

Qué aporta Mastodon

— Si es tan negro el panorama de Twitter, es normal que hablemos de otras redes, y aquí aparece Mastodon. ¿Qué es Mastodon y cuáles son las principales semejanzas y diferencias con Twitter?

— La semejanza es sólo una: ambas son redes de microblogging. Todo lo demás es diferente. Mastodon es una red social descentralizada, y el software es libre y de código abierto. Estamos acostumbrados a redes sociales centralizadas y de software propietario que funcionan como empresas comerciales que ofrecen servicios gratuitos a cambio de publicidad basada en los contenidos y en los datos generados por los usuarios. Mastodon, sin embargo, es una federación de servidores –que se llaman instancias– que se gobiernan de forma autónoma. Es una red que no está intermediada por el algoritmo y, así, no se venden mis datos. Es cierto que es una red con una curva de aprendizaje mayor: no es para todo el mundo, pero eso también espanta a los moscones.

Por otra parte, es una red en la que domina el inglés y una red que arrancó en Europa, en Alemania. De hecho, se puede decir que es la primera gran red social que no exige pasar por el filtro de Silicon Valley.

En Mastodon no existe la misma presión por publicar. Es antiviral por diseño, no hay tanto culto a la personalidad y, sin embargo, hay mucho más “engagement”

— ¿Cuáles fueron sus primeras impresiones al entrar en esta nueva red?

— Lo que más me llamó la atención cuando empecé a estudiar Mastodon es la impresionante comunidad científica que ya estaba instalada en esta red. Eran muchas las personas que se habían planteado hasta qué punto hemos puesto en juego nuestra identidad pivotando sobre redes comerciales en las que campa por sus respetos la arbitrariedad de un algoritmo.

También llama la atención el cambio de ritmo. En Mastodon no existe la misma presión por publicar. Es antiviral por diseño, no hay tanto culto a la personalidad y, sin embargo, hay mucho más engagement, que es uno de los problemas actuales de Twitter, donde la visibilidad de los tuits ha decaído mucho.

— En su Manual breve de Mastodon dice que la experiencia común de quienes llevan tiempo en internet es la de volver a los comienzos, al espíritu de las primeras webs y de los blogs.

— Sí. Para mí lo importante de Mastodon es la filosofía que está detrás. Durante estos años hemos ido aceptando cosas absurdas, como cambios aleatorios de algoritmo o que no se puedan compartir enlaces en Instagram, y, en el fondo, la gran revolución es recuperar la soberanía sobre la identidad, estar por encima de caprichos que, en un momento dado, pueden llegar a cancelarnos una cuenta. Cuando tu marca está en riesgo y en manos de las decisiones de personas como Musk o Zuckerberg, llega el momento en el que tienes que gestionar tu marca y tu reputación de una manera autónoma. Por eso hablo de volver a la idea del inicio de internet, que es la idea de la autogestión, la idea de los blogs.

— Por último, ¿qué consejo le daría a un internauta –persona o empresa– que estuviera planteándose dejar Twitter?

— Twitter es, hoy por hoy, la gran plaza pública y, después de tantos años generando contenido, no es cuestión de marcharse, pero sí de pensar alternativas. Yo recomiendo, en primer lugar, no dejar la cuenta de Twitter y no cancelarla, entre otras cosas porque Twitter puede entregársela a otro usuario en 30 días. En segundo lugar, descargar el historial para no perder el contenido y, por último, tener un plan B que puede pasar por apostar por Linkedln, volver a los blogs, volcarse en Instagram y explorar Mastodon, dedicar horas para conocerla y, si ves que es una buena opción, empezar a reconstruir ahí tus redes. Al final, el éxito de Mastodon o de otras alternativas, como Bluesky, estará en cuántos de tus contactos se trasladarán a esa red y continuarán allí esa conversación que, quizás ahora, pueda ser más constructiva y menos polarizada.

Ana Sánchez de la Nieta
@AnaSanchezNieta

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