Como ha ocurrido con las infecciones por E. coli en Alemania, el afán de seguridad tiende a provocar reacciones exageradas, y al final las precauciones resultan más caras que la enfermedad.
La OMS dio por terminada el pasado 10 de agosto la pandemia de la gripe A. Es un caso más de una aplicación arriesgada del “principio de precaución”, con el que las sociedades modernas quieren protegerse de todo riesgo mientras se atemorizan a sí mismas.
Un célebre médico estadounidense subraya que el sobrepeso en los niños está muy relacionado con malos hábitos alimentarios que se evitan si comen habitualmente en familia.
A propósito del desmayo sufrido por el presidente francés Nicolas Sarkozy mientras corría, Enrique García-Máiquez ironiza sobre la a veces exagerada preocupación por mantenerse en buena forma.
La ciencia se presenta a menudo como la panacea para resolver cualquier limitación y para entender qué es el hombre. Cada vez es más aceptado recurrir a fármacos para potenciar las capacidades de personas de buena salud, y no solo en el dopaje deportivo.
Poco a poco la medicina paliativa va abriéndose camino como el modo más digno de tratar al enfermo terminal. Es una especialidad que necesita grandes dosis de ciencia y de humanidad.
En Gran Bretaña las autoridades sanitarias multiplican las campañas publicitarias para que los ciudadanos cuiden la salud. Pero las recomendaciones, cada vez más enérgicas, caen en oídos sordos.
Ellen Goodman ("International Herald Tribune", 15 junio 2005) comenta con humor los resultados de las últimas investigaciones sobre obesidad, en las que se dan la vuelta a los riesgos: unos kilos de más evitan la muertes prematuras...