Nuestra vida es más larga y más segura que la de nuestros antepasados. Pero, habituados a nuestra buena fortuna, toleramos menos los riesgos y tendemos a sobreactuar cuando aparece alguno. La consecuencia es que los remedios resultan más costosos que la enfermedad. El brote de infecciones por una virulenta variedad de E. coli en Alemania es un ejemplo reciente, al que precedieron otros como la gripe A o el SARS. Ante una emergencia sanitaria, los gobiernos se curan en salud,
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