Comer en casa previene la obesidad infantil

Fuente: The Wall Street Journal
publicado
DURACIÓN LECTURA: 1min.

El sobrepeso afecta cada vez a más personas. Si en Estados Unidos más de un tercio de la población adulta puede calificarse de obesa -una proporción tres veces mayor a la que había en 1960-, hoy ya no puede decirse que éste sea solo un problema exclusivo de las sociedades desarrolladas: Asia y algunos países de África se van incorporando lentamente a este fenómeno. Pero mientras los costes médicos y las consecuencias económicas de la obesidad se estudian y cuantifican -hasta el descenso de productividad de los afectados, estimado en 22 días de trabajo al año-, no hay tanta unanimidad en el modo de combatirla.

Para Anthony Daniels, médico y ensayista británico que ha desarrollado parte de su carrera en África, existe una clara relación entre el avance de la obesidad y alguno de los hábitos sociales que se han generalizado. En un artículo publicado en The Wall Street Journal, señala la clara conexión entre la obesidad y el fenómeno de la fragmentación familiar. En su opinión, el hecho de que el 36% de los niños no coman en la mesa con otro miembro de la familia; no tomen a diario más que comida precocinada o comprada, acompañada de galletas y otros aperitivos embolsados, es la causa principal de que no desarrollen hábitos alimentarios sanos y tampoco aprendan a subordinar sus gustos a las exigencias de la vida familiar.

Las reuniones en torno a la mesa constituyen una fuente de aprendizaje en autocontrol. Para este popular doctor, conocido por su presencia en ámbitos periodísticos y culturales con el seudónimo de Theodore Dalrymple, la mesa familiar enseña a los niños que “el apetito momentáneo ni es ni debería llegar a ser el único determinante del propio comportamiento”. En su opinión, esa falta de dominio tiene consecuencias más allá de la acumulación de kilos, pues es fácil encontrar la ausencia de autocontrol en la base de muchas patologías sociales. Según Daniels, además de imponer a la industria límites en el uso de sal, azúcar y grasas, habría que generalizar en el ámbito escolar campañas para enseñar a los niños a cocinar y comer en grupo.

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