Varios informes han comprobado un preocupante aumento de los suicidios de jóvenes, lo que refleja el deterioro de algunas condiciones sociales y familiares.
El texto elaborado por el Gobierno endulza el lenguaje presentando el suicidio asistido como una “ayuda a morir”, rechazada por la mayoría de los médicos.
A pesar de la negativa huella causada por las restricciones y el aislamiento en la salud mental, las cifras de suicidios no siguen la estela de otras crisis. De momento.
Entre los factores que explican la baja generalizada de las tasas de suicido en los países desarrollados, destaca el mayor recurso a los fármacos para tratar la depresión.