Rod Dreher presenta como ejemplo de comunidad contracultural una “ecoaldea cristiana” en Lyon, mientras Leah Libresco ensaya alternativas más viables en Washington D.C. y Nueva York.
La protesta que sacudió a Francia hace un año se originó en Facebook y dio voz a gente de la periferia que antes no era escuchada, como muestra un estudio de su génesis.
La Santa Sede no asistió a la reunión porque los organizadores decidieron poner el mayor énfasis de los debates en el aborto, y no en las metas de desarrollo fijadas en El Cairo en 1994.
Según una investigación, la mayoría de los estadounidenses confía en los biólogos para esclarecer cuándo empieza la vida; muchos de ellos consideran que en la fecundación.
Los ataques de las radicales contra edificios cuya importancia patrimonial obvian, revelan una particular fijación contra la Iglesia y una notable pobreza cultural.
No es común sobrevivir a su propio aborto. Una mujer cuya vida ha quedado marcada por la agresión que sufrió en el vientre materno, ha sabido tirar hacia adelante. Y perdonar.