El anuncio del ciclista Lance Armstrong de que abandona su lucha contra la acusación de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos, imputación que rechaza, vuelve a poner en primer plano el problema del uso de sustancias dopantes. Pero aunque el dopaje indigne a la opinión pública, también hay voces que prefieren admitirlo.
La legalización de las drogas no acabará con el crimen del narcotráfico en México, como el comercio legal de armas no ha acabado con la violencia en EE.UU.
En muchos países, el abuso de analgésicos y tranquilizantes con fines no médicos se ha hecho un problema sanitario más grave que el consumo de drogas ilegales.
Frente a la criminalización o la despenalización de las drogas, existen vías alternativas, programas que han tenido éxito y que pueden frenar algunos efectos negativos.
Casinos, así como drogas y prostitución legales parecen una salida fácil a la crisis, pues serían una fuente de empleos e impuestos. Pero el balance económico y social de la “industria del vicio” no es tan claro.
El consumo de marihuana con fines terapéuticos es legal en California, pero la ley federal no lo permite. Tras años de hacer la vista gorda, el gobierno de Estados Unidos ha decidido actuar.
Legalizar la marihuana no parece que sea la solución a un problema cada vez más complejo, donde las mafias diversifican sus negocios y se dispara el consumo de drogas sintéticas.