En Estados Unidos desciende el número de adolescentes que consumen tabaco y alcohol, pero crece la proporción de los que fuman marihuana. Una encuesta reciente atribuye este cambio de tendencia a la impresión –cada vez más extendida entre los jóvenes– de que fumar porros no hace daño. A crear este clima de opinión está contribuyendo la permisividad hacia la marihuana de varios estados norteamericanos, lo que contrasta con las enérgicas campañas antitabaco. A medida que hay más permisividad hacia la
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