Hay que ser muy osado para explicar en una serie de televisión la conveniencia de construir adosados en vez de bloques como modelo urbanístico apropiado en unas viviendas de protección oficial para familias desfavorecidas.

Las zonas comunes –argumenta un personaje que asesora al Ayuntamiento– pueden ser consideradas zonas de nadie, los vecinos tienden a desentenderse de su mantenimiento y en ellas pueden congregarse desocupados y convertirse en puntos de delincuencia, especialmente de tráfico de drogas.

Además, las viviendas adosadas con un pequeño jardín delante y un patio trasero fomentan el sentido de la propiedad y hacen que los dueños, en su mayoría de raza negra o inmigrantes hispanos, las cuiden y no se sientan inferiores a los vecinos de la zona, en su mayoría blancos de clase media. Procediendo así se evitan los guetos.

Eso y mucho más, es lo que hace David Simon en el capítulo tercero de Show me a hero, la miniserie de seis capítulos que está emitiendo HBO (Canal Plus series en España).

Valga el ejemplo de esa conversación en la que los representantes del Ayuntamiento de Yonkers hablan con el juez que ha ordenado que se construyan esas viviendas en cumplimiento de un acuerdo aprobado por el Ayuntamiento, el Departamento de Justicia de Estados Unidos y la delegación de la NAACP de Yonkers.

Show me a hero es una serie que justifica ese lugar común de que estamos en la edad de oro de la ficción seriada

Batalla legal y política

David Simon, de 54 años, fue durante 12 años (1982-1995) periodista de información policial en el diario The Baltimore Sun. Para esta nueva miniserie, Simon adapta un libro de Lisa Belkin, periodista en The New York Times sobre la batalla legal y política que se produjo en Yonkers, una localidad de 200.000 habitantes muy cercana a la ciudad de Nueva York, lindante con el barrio del Bronx.

Corre el año 1988 y el recién elegido alcalde de Yonkers es Nick Wasicsko, un antiguo policía y licenciado en Derecho, de tan solo 29 años. Wasicsko había votado en contra del plan de construcción de viviendas protegidas siendo concejal.

En la campaña electoral en la que se postula como nuevo alcalde defiende que el Ayuntamiento revoque ese acuerdo para la construcción de viviendas. Al ser elegido, las cosas cambiarán…

Simon es elautor de las impresionantes, duras y descarnadas The Wire (esa magnífica serie con personajes relacionados con la droga en Baltimore), de Generation Kill (la historia de un periodista empotrado en un batallón de los Marines durante la invasión de Irak en 2003) y de Treme (que sigue las andanzas de unos músicos de Nueva Orleans después del Katrina).

Show me a hero es una historia que le viene como anillo al dedo. Le permite hablar de sus temas preferidos: la gente ordinaria, la política municipal, los jueces, la policía, la vida corriente, en suma.

David Simon habla con brillantez de la gente ordinaria, la política municipal, los jueces, la policía, la vida corriente

Lo cotidiano, retratado de manera brillante

Simon es un escritor dickensiano que maneja las herramientas del Nuevo periodismo adoptando un estilo propio que exige mucho del público. Tanto, que sus series, teniendo excelentes críticas, nunca han sido especialmente vistas. En buena medida porque Simon no hace especiales esfuerzos por ganarse al público con recursos fáciles y efectistas.

Show me a hero la dirige un prestigioso director y guionista cinematográfico: Paul Haggis que ganó el Oscar a mejor película y a mejor guión por Crash y es autor de los libretos de Million Dollar Baby, Banderas de nuestros padres y Casino Royal. Haggis hace bien su trabajo y logra que la puesta en escena (en las localizaciones originales), la fotografía y el montaje sirvan poderosamente a la eficacia del relato, que insistimos podría haber resultado árido, y en cierta medida lo es materialmente pero no desde la perspectiva formal.

El conjunto es sencillamente deslumbrante. Pocas veces una serie (en este caso una miniserie) ha retratado un universo cotidiano de una manera tan brillante. Los diálogos son magníficos y las tramas que siguen los afanes del alcalde, del juez y los abogados, de los concejales a favor y en contra del plan, de una familia negra, de una familia hispana, de una mujer enrabietada que lleva décadas viviendo en el barrio donde quieren instalarse las nuevas viviendas, funcionan con una fluidez impresionante.

Los diálogos son magníficos y las tramas funcionan con gran fluidez

Cercanía con problemas de actualidad

Mucho tiene que ver el altísimo nivel de escritura de Simon y la sabiduría compartida con Haggis para dirigir a unos buenos actores. Las maneras de abrir y cerrar los capítulos son memorables. La opción por montar con unas transiciones ajustadísimas que juegan con el sonido ambiental como forma de paso creativa es digna de estudio.

Simon ha declarado que sus personajes favoritos son los perdedores y que le interesan las historias donde la gente se enfrenta al mundo, cada cual con sus razones y un pasado que si no justifica su actitud si la hace comprensible.

Show me a hero es televisión de muchos quilates, una serie que justifica ese lugar común de que estamos en la edad de oro de la ficción seriada. Su conexión con Ve y pon un centinela, la desencantada y amarga y bellísima novela de Harper Lee recientemente publicada, es llamativa. Como lo es su cercanía con temas de mucha actualidad en la vida norteamericana, como el racismo y el fracaso de las políticas sociales y los modelos de convivencia de la democracia norteamericana y su encarnación en el norte y en sur. Hay problemas muy de fondo, nada fáciles de solucionar. Pueden parecer resueltos pero que no se han superado y siguen rebrotando.

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