La Segunda Guerra Mundial y el Holocausto siguen siendo una fuente inagotable de argumentos cinematográficos. El director de cine y televisión Mick Jackson lleva a la pantalla un hecho real ocurrido hace un par de décadas. La historiadora norteamericana Deborah E. Lipstadt denunció en su obra The Growing Assault on Truth and Memory –publicada en 1994– la existencia de periodistas e historiadores de distintas nacionalidades que afirmaban que el plan nazi de exterminio judío, incluidas las cámaras de gas, eran una invención propagandística. Los acusó de “negacionistas” y arremetió contra ellos en su libro, señalándolos como mentirosos e historiadores fraudulentos. Uno de los aludidos, el británico David Irving, autor de una devota biografía de Hitler, se querelló en 1996 contra ella y contra Penguin Books por difamación. La defensa de ella la asumió un famoso abogado, Richard Rampton, formado en la Universidad de Oxford. Comenzó entonces en Londres un juicio decisivo en el que, como telón de fondo, se juzgaba el Holocausto.

Negación rastrea un sutil ejercicio de práctica jurídica, perfectamente traducido al lenguaje cinematográfico. Contrapone de forma inteligente el mundo de los sentimientos y las emociones, que tiene sus propias reglas, y el mundo preciso y minucioso de la técnica judicial. El personaje de Deborah Lipstadt, que está en el centro del huracán, vive dividido entre ambos polos, y ese es el núcleo de su conflicto dramático. A pesar de todas las servidumbres típicas del subgénero de juicios, el director consigue dotar al film de mucha frescura y dinamismo, limitando al máximo las escenas en la sala de vistas, y dando más espacio a los momentos preparatorios, a tramas colaterales y rodajes en exteriores.

Pero quizá la clave del éxito está en la interpretación, ya que, a la indiscutible maestría de la Weisz, se añade la capacidad de Timoty Spall de humanizar su personaje para evitar maniqueísmos, y el acierto de Tom Wilkinson en la contención de su personaje. Sugerente también la música del maestro Howard Shore, responsable de la banda sonora de Spotlight o la saga de El Hobbit.

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