El molino y la cruz

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes

CLASIFICACIÓNSensualidad

ESTRENO14/12/2012

De Polonia nos llega una controvertida película de autor: Lech Majewski es el director, productor, guionista, director de fotografía y compositor. La cinta rastrea el proceso de creación artística a través del pintor flamenco Pieter Brueghel y su Camino del Calvario, pintado en 1564, justo antes de que Felipe II enviara a los Países Bajos al Duque de Alba para reprimir las revueltas calvinistas.

Esta situación permite a Majewski una doble interpretación del cuadro de Brueghel. Por un lado, nos propone una lectura política e histórica del hecho religioso que plasma el cuadro. El Cristo sufriente estaría representado por los calvinistas y los reformistas; los fariseos, que se valen de la religión para ejercer su poder, serían los españoles, que también encarnan a los soldados romanos. Pero Majewski también nos ofrece la otra cara de la moneda: en el cuadro está representada la sociedad flamenca de la época, en la que se reproducen los sufrimientos de Cristo.

Ciertamente Brueghel, en la fase de bocetos del cuadro, nos explica en la película una intención mucho más metafísica, cercana a la mirada de Dante: pintar un teatro del mundo que da la espalda a Dios. Si el film hubiera caminado por este sendero más que por el de la venganza histórica, estaríamos ante una obra maestra. Porque desde el punto de vista formal es una obra portentosa, que utiliza la tecnología digital para ofrecernos un cuadro flamenco viviente, en sus luces, en sus fondos, en sus texturas, vestuarios y rostros. Una delicia que merece un sitial en el coro de las grandes conquistas visuales del séptimo arte.

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