El instante más oscuro cuenta unos pocos días de la historia de Gran Bretaña y de Winston Churchill: desde su nombramiento como primer ministro hasta el famoso discurso del “We’ll never surrender” (No nos rendiremos jamás), tiempo en el que decidió la evacuación de Dunkerque, y ganó la confianza del rey y su confirmación por el Parlamento.

La película parece rematar un año dedicado a este político y a esa gesta; hemos visto Su mejor historia y Dunkerque, que abordan de lleno la retirada y resistencia ante las tropas alemanas, y Churchill, que tiene grandes semejanzas con esta cinta, al tratar directamente del primer ministro, su ambiente más íntimo y su toma de decisiones; el hombre retratado en Churchill es el mismo que aparece aquí, en plena crisis bélico-política.

Dirige este filme Joe Wright, que comenzó su carrera cinematográfica con Orgullo y prejuicio, y desde entonces ha dirigido una serie de películas interesantes, como El solista o Expiación; por cierto, el episodio de Dunkerque aparece brevemente en esta última cinta. Wright consigue explicar perfectamente una situación confusa: cómo y por qué fue nombrado Churchill y, muy particularmente, qué había en juego. Churchill era una persona a priori poco idónea y nada popular –el guion es de Anthony McCarten, que cuida al detalle los temas históricos–, y fue nombrado a falta de otros candidatos, pero resultó ser el hombre ideal en ese grave momento. Película más de intrigas políticas que de guerra –esta apenas se ve–, cuenta con un guion sólido, llevado con pulso firme, y con una excelente interpretación.

Extraordinario, Gary Oldman, que, a diferencia de Brian Cox, protagonista de Churchill, no se parece en nada a su personaje, pero ha logrado una semblanza memorable. Él lleva el peso de la película, sin despreciar la labor de unos grandes secundarios, entre los que cabe destacar a Kristin Scott Thomas, Ben Mendelsohn y Lily James en los papeles de esposa, de rey y de secretaria, respectivamente; papeles que también aparecieron, con similar fortuna, en Churchill.

La cinta es notable, pero resulta algo distante. Probablemente la apreciará más el espectador que no haya visto las películas anteriores.

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