Donde viven los monstruos

PÚBLICOJóvenes

ESTRENO16/10/2009

Tras un enfrentamiento con su madre, Max, un niño travieso e imaginativo, escapa de casa y llega a la isla donde viven los monstruos. Esta adaptación del célebre libro de Maurice Sendak ha tenido muy buena acogida en la taquilla norteamericana. Me temo que un público no familiarizado con el álbum la reciba con menos entusiasmo. El breve relato original -unas ilustraciones bellísimas y nueve parrafitos de texto- es una pequeña fábula sobre el refugio en la fantasía, el lado oscuro de todo niño, la necesidad de ser amado y la importancia del hogar.

Jonze ha realizado un trabajo notable y curioso a la vez; ha mezclado personajes reales con espectaculares muñecos del taller de Jim Henson (The Muppet Show), y ha ampliado la historia, dando profundidad a los personajes. Ahora Max tiene una hermana, y su madre -divorciada- tiene novio, y ello influye en el carácter de Max. Los monstruos cobran hondura y expresividad, tienen sentimientos y aspiraciones. Cada uno de ellos será influido por Max e influirá en él. Max descubrirá que ser rey no es un juego, y querrá hacer las cosas bien, lo que en definitiva es la materia de todo buen cuento infantil.

El resultado final es atrayente, con más aciertos que fallos, pero no redondo. La historia es algo sombría, y parece más adecuada para adultos que para niños, o tal vez para adultos que leyeron el libro de niños. La realización es impresionante, con una mezcla perfecta de personajes reales, títeres y efectos digitales. Las voces de los monstruos son geniales, y ayudan a configurar su personalidad. Ahora bien, la película es fría, al espectador le cuesta entrar, y también se hace larga.

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