Al término del Año de la Misericordia, en una carta apostólica, Francisco prolonga algunas disposiciones extraordinarias del jubileo, instaura una Jornada Mundial de los Pobres y llama a expandir con iniciativa las obras de caridad.
Tras su viaje a Armenia en junio pasado, el Pontífice visita Georgia y Azerbaiyán, dos países con minorías católicas y con heridas aún sangrantes por conflictos territoriales.
La Jornada Mundial de la Juventud se consolida como un evento global y multitudinario. Este año, con la cita en Polonia, redescubre sus raíces en la figura de Juan Pablo II.
El empeño de Francisco por estudiar mejor esta cuestión se ha presentado erróneamente como un primer paso para que las mujeres puedan ser ordenadas diaconisas.
En su discurso con motivo de la entrega del premio Carlomagno 2016, el Papa pide un nuevo humanismo capaz de integrar, de dialogar y de generar oportunidades.