Rafael Palomino, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado, analiza la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre el crucifijo en la escuela pública italiana.
En su reunión con artistas en la Capilla Sixtina, Benedicto XVI expresó la amistad de la Iglesia con el mundo del arte y dijo que los artistas pueden infundir alegría y esperanza en el corazón humano.
Mientras políticos de izquierda de otros países se comprometen por el respeto a la vida, los españoles dan su apoyo al aborto, con un cómodo conformismo disfrazado de tolerancia.
La respuesta que la Oficina de Prensa del Opus Dei dio ante la avalancha publicitaria de El Código Da Vinci ofrece un caso de comunicación institucional digno de estudio.
Frente a una cultura sin Dios, superficial y anodina, el cristianismo, explicado de forma atractiva y sencilla, constituye una alternativa razonable y esperanzadora.
La sentencia por la que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos condena a Italia por mantener el crucifijo en las aulas de las escuelas públicas ha sido muy criticada en este país.
Si “Bollywood”, en la India, es el primer productor mundial de comedias románticas y musicales, la industria cinematográfica nigeriana (“Nollywood”) se lleva la palma en películas de tema religioso o espiritual.
Ante el anuncio de ordinariatos personales para los anglicanos que deseen entrar en la Iglesia católica, un ex obispo episcopaliano dice que no lo hacen simplemente por disconformidad con el camino que está tomando el anglicanismo.
Concluye el Sínodo con el empeño de realizar un renovado esfuerzo para superar las posibles divisiones debidas a diferencias lingüísticas, étnicas, culturales o sociales.
Benedicto XVI y el sociólogo estadounidense Philip Jenkins comparten la idea de que Europa es primordialmente una unidad espiritual alimentada por la identidad y los valores cristianos.
El anuncio de la Santa Sede de crear unos “Ordinariatos personales” para los anglicanos que deseen integrarse en la Iglesia Católica conservando su patrimonio espiritual, ha tenido especiales repercusiones en el Reino Unido y en EE.UU.
En el encuentro con las autoridades políticas y el Cuerpo Diplomático, Benedicto XVI destacó sobre todo que la lucha por la libertad y la búsqueda de la verdad no son incompatibles, sino que van unidas.
La idea de que la búsqueda de la verdad hace posible un consenso sobre los valores comunes ha estado en el centro de las palabras de Benedicto XVI durante su visita a la República Checa.
En su discurso al mundo universitario durante su viaje a Chequia, Benedicto XVI ha destacado que la libertad académica debe estar al servicio de la búsqueda de la verdad, confiando en el ejercicio de la razón frente al relativismo.